mirando

Subirse a un colectivo y compartir tu espacio con otros que buscan ser llevados por mil razones que enumerar haría perder el tiempo que no sobra, yo iba de paseo, la señora que iba frente a mi seguro se reuniría con su familia después de un día de regalar sudor por un poco de pan, a mi izquierda una frase me obliga a girar la cabeza ¨ y la pobreza le envolvía el alma ¨ gire lentamente hasta ver de donde venia tan triste exclamación, empecé a ver un pelo rizo que se extendía hasta una cabeza a la que no podía ver rostro, la cabeza estaba pegaba a un cuerpo, sin duda una muchacha, seguí el trayecto de su cuerpo hasta sus piernas de las cuales se extendían 2 manos que estaban pegadas a otro cuerpo y deduje son mirar fijamente que era una joven y su amante, y que ella le leía, trate hasta donde mi voyerismo me permitió ver el titulo del libro que no se dejo atrapar por mi mirada.

Cuadras pasaban y la chica no dejaba de leer y yo cada vez me acercaba mas tratando de descifrar lo que leía tan despacio y solo alcanzaba a pescar palabras que separadas daban una sensación de profundidad, y la chica que paraba cada vez que una frase la intrigaba, sin duda el libro la consumía, el amante con expresión de interesado solo decía que si sin dejar de besar su cuello, yo cada vez esta mas cerca y lo oía todo, oía el libro, oía la intriga de la joven y oía los besos, hasta que mire al reflejo del cristal y los vi a los dos abrazados con el libro en las manos y a mi con cara de fisgón que avergonzarían a mi madre por ver donde mi perversión literaria me había llevado

Pero lo sabia, sabia porque lo hacia, no era el libro, no eran los amantes, era el todo, ese deseo de mirar la vida de los demás para luego evocarlas cuando necesite esos recuerdos que uso en mis escritos para robar emociones ajenas, y me sonreí porque lo que hago no es malo solo disfruto a través de los demás la vida, y me prometí esa noche, nunca dejar de observar, nunca dejar de escribir y nunca dejar de estar enamorado.