miércoles, 15 de abril de 2009

La edad de la inocencia

Pensar en esa época en que era inocente, incapaz de dañar y lleno de pensamientos puros, podría ser ese momento en que las luz se vio salir de las piernas de mi madre y hubo un tramo en que pasaba de brazo en brazo siendo la prenda de consuelo por el abuelo que partió y quien completo el ciclo de la vida recibiendo a cambio un nombre de tributo en el ultimo de su descendencia pura.

Talvez fue la adolescencia, antes de que cayeran los lápices y subieran los ideales a lo mas alto de mi cabeza, convirtiendo al niño callado en una mente subversiva que jamás dejara de serlo y con una idea única, no ceder ante nada que quiera decidir por mi, aunque cueste el precio de que el mundo me de la espalda y recibir a cambio un gesto igual pero con una sonrisa penosa por el pobre mundo en que me toco vivir.

Puede que sea ahora, que después de haber probado todos los sabores de la vida un sentimiento me hace ser el niño mas ingenuo, en todo creo, creo en ese ser que me hace sentir un tonto y no me avergüenza, aun sabiendo lo tonto que me veo soy feliz, porque cada recuerdo vago me saca una sonrisa, toda canción cursi la asocio a sus besos, y repito versos que otros dicen desde antes que el mundo fuera mundo, y hago suyos mis versos y se los recito a ella en mis sueños, aunque siga pareciendo un tonto, continuare batallando contra la cordura y dejando que este deseo fluya en mi como lo hace con ese dulce sabor a inocencia que batalla contra los amargos tragos de la realidad.

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