Tarda, pasan años, pero al final llega ese momento en que me haces sentir como un tonto, la misma historia de siempre, tu me empujas a hacerte caso y yo como zombi me dirijo a donde me guías, y el otro tonto de tu amigo, el de mas arriba, el que nos controla a ambos se encarga del trabajo sucio, tu primero te abres y el termina de convencerme de que me exponga, y me dibuja fotos de colores y a ti te hace bailar en todas las direcciones. No niego que lo disfruto a veces y que la recompensa es como una lluvia de miel, pero eso no implica que el precio que me haces pagar no sea alto, tu llegas y señalas la que mas te guste y yo pago el precio, y si llega el momento de dolor eres el primero en esconderte y te abrazas a una costilla y me pides perdón, pero la próxima vez, si hay alguna próxima, te juro que me la pagaras, no tengo miedo de llevarte a una tribu Inca y sacrificarte a los Dioses, o venderte a san Valentín para que te coloquen como adorno de tienda de abarrotes o caja de bombones, sea quien sea que quiera pagar algo por ti aceptare el pago, y luego con lo ganado comprare una botella de vino barato y lo tomare hasta quemar parte de nuestro amigo de mas arriba y jugar a su juego de engaño, y disfrutare ese momento en que el vino me haga creer que se puede vivir sin cerebro ni corazón.
jueves, 9 de abril de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario