Sale el sol y se despiertan las niñas tristes, colocan ambos pies a la vez sobre un piso frio, beben cafe amargo, y todas se estiran a la vez, el ritual es simple, toman un manual indicativo, sacan del manual un pequeño latigo enrollado, se colocan un espejo en la espalda y otro ante sus ojos, con el de la espalda ven las viejas heridas para tener cuidado de golpearse sobre ellas y de no maltratar las zonas para heridas futuras, el espejo frontal sirve para mirarse los ojos y contar sus lagrimas, nunca deben ser menos que las necesarias.
Al medio dia toman un descanso, se lavan las heridas, y limpian sus lagrimas con anfeta, caminan sobre la bola del mundo y hacen malabarismo, bajan de la bola con cuidado de no caerse, hechan azucar al cafe, y se queman la lengua a proposito para no perder la costumbre del dolor.
Se oculta el sol y ya el latigo no es necesario, la lengua quemada y la espalda rotuladas dejan el trabajo a la memoria, por suerte la memoria mantiene la cabeza de las niñas tristes en estado de inquisicion y les da la felicidad de que ya no tienen que esforzarse mas, porque el trabajo previo les garantiza entretenimiento y les da tiempo a invertir las fuerzas que les quedan en mañana trabajar para seguir desgastando sus fuerzas.
lunes, 19 de enero de 2009
Las niñas tristes
Publicado por viajero a ninguna parte en 10:55
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